El alma de la seda valenciana: el espolín

traje de fallera, indumentaria valenciana, espolín amparo gómeztraje de fallera, indumentaria valenciana, espolín amparo gómeztraje de fallera, indumentaria valenciana, espolín amparo gómez

El alma de la seda valenciana: el espolín
Tejer un espolín no es simplemente fabricar un tejido: es rendir homenaje a siglos de tradición, donde la paciencia, la destreza y la belleza se entrelazan con cada hilo de seda. En este proceso artesanal, todavía vivo en telares como los de Vives y Marí, la Compañía Valenciana de la Seda o Garín 1820, se preserva uno de los oficios más representativos del patrimonio cultural valenciano.

El espolín se elabora en telares manuales del siglo XVIII que aún hoy siguen en funcionamiento. Con la ayuda de una pequeña lanzadera —el espolín, que da nombre al propio tejido— se insertan, una a una, las tramas de seda de distintos colores. Cada diseño requiere una combinación única de tonalidades y una complejidad técnica particular, por lo que pueden llegar a utilizarse decenas de lanzaderas diferentes, dependiendo del dibujo y la riqueza cromática del tejido.

El avance es minucioso: en función del diseño, solo se pueden tejer entre 8 y 12 centímetros al día. Este ritmo pausado refleja la dedicación, la precisión y la experiencia necesarias para lograr un acabado perfecto.

Cada espolín tiene su propio nombre, lo que le aporta identidad y carácter. Algunos ejemplos reconocibles por su elegancia y simbolismo son el espolín “Luis XV” tejido en los telares de Vives y Marí, el espolín “Reina” de Rafael Catalá (Compañía Valenciana de la Seda), o el clásico espolín “Carpio” o «Valencia» de los telares de Garín. Aunque pueden reproducirse en diferentes ocasiones, estos tejidos se adaptan a cada persona, con combinaciones de colores personalizadas que hacen que cada encargo tenga algo especial.

Llevar un espolín no es simplemente vestir un traje de fallera: es conectar con la historia, con lo auténtico, con un oficio que ha perdurado generación tras generación. Es llevar con orgullo un fragmento vivo del alma valenciana, tejido con amor, tradición y excelencia.

The Soul of Valencian Silk: the espolín
Weaving an espolín is not just about making fabric — it is an act of honoring centuries of tradition, where patience, skill, and beauty intertwine with every silk thread. In looms like those at Vives y Marí, the Compañía Valenciana de la Seda, or Garín 1820, this artisanal process still lives on, preserving one of the most iconic crafts of Valencian cultural heritage.

Espolíns are woven on 18th-century handlooms still in use today. Using a small shuttle —called the espolín— artisans insert each colored silk thread by hand. Each design demands a unique combination of tones and technical complexity, often requiring dozens of different shuttles depending on the richness and detail of the pattern.

Progress is slow and meticulous: depending on the design, only 8 to 12 centimeters can be woven per day. This deliberate pace reflects the dedication, precision, and artistry needed to achieve such an exquisite result.

Each espolín has its own name, which gives it identity and distinction. Among the most emblematic are the “Luis XV” espolín woven at the looms of Vives y Marí, the “Reina” design from Rafael Catalá (Compañía Valenciana de la Seda), and the traditional “Carpio” or «Valencia» espolín from Garín. While they can be reproduced, each piece can be personalized with unique color combinations, making every commission feel special.

Wearing an espolín is more than donning a fallera dress — it is a way to connect with history, to choose authenticity, and to carry on a centuries-old craft. It is to wear a living symbol of Valencian identity, woven with love, tradition, and excellence.

Please follow and like us: